lunes, 29 de marzo de 2010

La ideología como enemiga de la democracia

Según el diccionario de la RAE, la palabra ideología tiene dos acepciones, siendo la segunda la que más nos interesa: conjunto de ideas fundamentales que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de un movimiento cultural, religioso o político, etc. Ojeando la palabra tolerancia, encontramos sin duda alguna, más significados, llamándonos la atención este: respeto a las ideas, creencias o prácticas de los demás cuando son diferentes o contrarias a las propias. Para concluir nuestra inspección al Diccionario de la Real Academia, que mejor que hacerlo buscando la palabra democracia. Como en el caso de ideología, tiene dos acepciones, que esta vez sí que vamos a escribir aquí. La primera acepción, dice: doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno; y la segunda: predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado.
Es éste el cuarto párrafo del texto que redactamos, que vendría a ser algo así como una síntesis de los tres anteriores. Para empezar, diremos que las ideologías no sirven para nada. ¿Por qué? Porque la ideología no entiende de tolerancia, y esta es una cualidad que todos los seres humanos deberíamos aprender, desde la cuna hasta la sepultura.
Para resumir, diremos que la siguiente fórmula: ideología + tolerancia = democracia, es falsa. Falsa porque la ideología no parece obedecer a esa definición de la RAE sobre el término razonar: discurrir, ordenando ideas en la mente para llegar a una conclusión. Las ideologías se imponen, no discurren. Hace más de dos mil años, Sócrates nos descubrió la mayéutica, que quiere decir, según la RAE: método socrático con que el maestro, mediante preguntas, va haciendo que el discípulo descubra nociones que en él estaban latentes.
Lamentablemente a la pobre democracia, le esperan días muy duros por el enfrentamiento entre ideología y tolerancia.

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