sábado, 9 de junio de 2012

Andersonville Memorial



Todavía escuece ver las terribles imágenes de los supervivientes de los campos de concentración nazis durante la II Guerra Mundial: Auschwitz y Mauthausen principalmente. Querer encontrar el origen a dicha vergüenza para la Humanidad, no tiene parangón. Leo al azar en Wikipedia, que los orígenes de estos campos de concentración están en la Polonia del s. XVIII. En los años treinta del s. XIX, el ejército norteamericano los empleó para someter a los Cherokee. Ahora bien, esa fuente salta directamente –al menos en su versión inglesa- a la Guerra de los Diez Años que se dio en Cuba entre los años 1868 y 1878, en la que los isleños protagonizaro el primer movimiento secesionista, y que fue duramente reprimido por las autoridades españolas. Ahora bien, tengo presente el campo-prisión de concentración de Andersonville, más conocido como Camp Sumter, sito en el estado sureño de Georgia, EE.UU. Este campo de la muerte del Ejercito Confederado estuvo operativo desde el mes de febrero de 1864 hasta abril de 1865. En los aproximadamente quince meses de existencia del fatal campo, de los cuarenta y cinco mil soldados del Ejercito de la Unión que fueron capturados, aproximadamente unos trece mil perdieron la vida. El hambre, heridas de guerra, diarreas, etc., etc., acabaron con la vida de aquellos hombres. ¡Se ha calculado que aproximadamente en una zona de un acre había una media de mil quinientos prisioneros de guerra! Todo aquel prisionero que quisiera escapar de aquel infierno en la tierra, recibía el impacto de bala de uno de sus captores.
La Historia jamás se repite; el Hombre siempre, dejó escrito en una ocasión Voltaire. La fuerza del sino es tozuda, y por mucho que aprendamos la lección, ahí aparece la repetición una y otra vez... como la cizaña. ¡Qué desesperación!