Un buen libro es como un viejo
amigo al que no se ve desde hace tiempo, ya que siempre que se acude a el, te
va a ofrecer el mismo consejo. Ese viejo amigo, en este caso, el Decamerón de Boccaccio. Su relectura es
una bocanada de aire fresco en mí
ser. El libro, que apareció entre 1351-52 y 1354, poco después de la terrible Peste Negra que asoló a la Europa occidental en 1348,
es una buena muestra de cómo hay que tomarse la vida en los momentos de crisis.
La filosofía del libro se podría reducir a una frase o axioma básico: es mejor hacerlo y arrepentirse, que no
hacerlo y arrepentirse. La fuerte impresión que la Muerte debió dejar en
Boccaccio, debió de afectar sobremanera su forma de entender la realidad
radical que es la Vida.
Ahora estamos viviendo otra
crisis no tan mortífera como la bubónica, pero que hace estragos de igual
forma.
Las enseñanzas mundanas de este autor medieval, siguen vigentes hoy día, y su lectura no hará más que transmitir ánimos a todos aquellos que se toman demasiado enserio las penurias económicas, olvidando que mientras se tenga salud, uno puede afrontar cualquier reto o riesgo vital con esperanza.