¡Quien ríe último, ríe mejor!, reza el refranero popular español. Ayer
el Real Madrit le enchufó tres goles
al Barça en el Camp Nou, obteniendo así el pase para la final de la Copa del Rey que se celebrará
el próximo dieciocho de mayo. ¡Tres golitos! No está nada mal la proeza para un
equipo que el pasado doce de enero empató cero a cero contra Osasuna en El Sadar, y que la no-caverna mediática (Joan Laporta, dixit) barcelonista y barcelonesa no
tuvo reparo alguno en burlarse (la portada del diario Sport del pasado trece de enero es un claro ejemplo).
Hace unas semanas, TV3, la
televisión pública de Cataluña, la
nostra!, hizo un reportaje deleznable comparando a los jugadores del Madrit con hienas. Pidió disculpas por
ello, pero el Madrit le reclama al
ente público que pagamos todos los catalanes, seis millones de euros por los daños
y perjuicios ocasionados a su imagen pública. ¿Cómo acabará la trifulca?
En cualquier caso, me pregunto
como desde la central lechera
azulgrana (Josep Guardiola, dixit) se
puede ser tan poco autocrítico con el
entorno (Johan Cruyff, dixit). En la actualidad, el
establishment barcelonista vive en la
más absoluta autocomplacencia, dedicándose a criticar los defectos de su máximo rival (el Madrit), y olvidando en todo momento que
también ellos también hacen lo propio.
¡Fútbol es fútbol!, decía Boskov. Realmente si lo es. It´s just a game!