lunes, 22 de octubre de 2012

Los Invisibles



El fenómeno migratorio es algo natural en la naturaleza de cualquier ser vivo. El ser humano, como miembro activo de esta enorme familia, no es una excepción. Cada año, miles de personas se ven obligados a abandonar sus hogares por motivos varios. En principio, nadie quiere moverse de donde pace, ahora bien, en ocasiones es inevitable hacerlo. La falta de oportunidades laborales es la principal causa de estos desplazamientos. El Hombre actual, asentado en un sedentarismo milenario, emprende de nuevo –a la fuerza- el viaje hacia sus instintos más primarios: el nomadismo.
Pero las cosas han cambiado mucho, desde que aquellos primeros homo sapiens, abandonaron sus lugares de origen en la lejana África. Desde el s. XIX, existe el Estado-nación, y los habitantes de estos Estados, son los nacionales del propio Estado. La figura del Estado del Estado ha evolucionado a lo largo y ancho de estos últimos doscientos años, sobre todo, después de la II Guerra Mundial. Una de las principales tareas del Estado, es la de vigilar sus fronteras ante una eventual invasión de masa demográfica de otros lugares. Para ello, el Estado movilizará a sus Cuerpos de Seguridad, evitando así, la penetración de no-nacionales de manera ilegal, en su territorio.
La xenofobia, guardiana del celo nacional con la que los cobardes se esconden detrás del patriotismo, hace mucho más difícil de llevar estos cambios de localización. El inmigrante se expone a vivir en su propia carne, el odio y la hostilidad de los protectores de estas fronteras, que bajo el mandato que emiten los Estados (Gobiernos), se dedican a mantener intacta la Seguridad Nacional, en pos del bienestar general de la sociedad.
Las fronteras se han levantado sobre territorios ficticios, ya que la Tierra es sólo una. Los grupos o naciones que la habitamos, habitamos en ella de prestado. La Tierra no es de nadie, es de todos. Ser nacional de un Estado es simplemente un estado jurídico, un gran pacto firmado, entre el Estado y el Hombre, rubricado en una constitución (Hobbes, Locke y Rousseau). El Estado garantiza la seguridad del individuo, y a cambio éste, le cede cualquier iniciativa política que le pueda afectar, es decir, su representación ante el mundo. Si un Estado es fuerte económico o políticamente hablando, sus nacionales también lo serán. Normalmente, los nacionales de los Estados menos fuertes, se ven obligados a emigrar a otros Estados más prósperos, en busca de la oportunidad que se les niega en sus países de origen. Al cruzar la frontera de sus respectivos Estados, entran en una jungla de abatimiento y desesperanza. La ejemplaridad con la que se ensañan los Cuerpos de Seguridad de los Estados receptores de estos individuos, es lamentable (¡siempre hay excepciones!). Los propios nacionales de estos Estados, solemos ver en la inmigración como un problema social. En ningún momento nos ponemos en la situación de estas personas, que no están haciendo nada más que huir de la pobreza de sus países de origen, en busca de un futuro –y presente- mejor.
Este documental, del mexicano Gael García Bernal, es una denuncia del drama que sucede en una frontera como la de México con Guatemala. Pero no nos engañemos, en países como España e Italia, también existen. Es un problema global el de la inmigración. Las severas leyes anti-inmigrantes, suponen un insulto a la inteligencia, y al Derecho, puesto que las fronteras nacionales son ficticias. ¡Un poco de cordura, por favor!

sábado, 6 de octubre de 2012

Lord Byron



Busco un héroe, búsqueda poco frecuente
Cuando cada año y cada mes se inventa uno
Hasta que, tras saturar las revistas con su palique
La gente descubre que no era auténtico.
No voy a molestarme a ensalzar a uno de éstos.
Por contra, prefiero a don Juan, nuestro viejo amigo.
Todos le conocemos en la pantomima enviado
Al infierno un poco antes de tiempo.