lunes, 31 de mayo de 2010

Tecnolítico


Consultando en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la palabra tecnolítico, veo que no aparece. ¿Por qué? Porque todavía no existe. Pero de algo estoy seguro, existirá. ¿Cuando? No lo sé, pero tarde o temprano llegará ese día. ¿En que me baso para hacer semejante afirmación? Releer la historia de la Humanidad, concretamente el periodo, mal llamado Prehistórico, [que se divide en tres etapas –o más, según entendidos- básicas: 1) Edad de piedra: dividida en paleolítico y neolítico –grosso modo-; 2) Edad de bronce: calcolítico, y 3) Edad de hierro], me ha brindado esta reflexión.
Nos centraremos en el pulimentado de la piedra, es decir, en el paleolítico y en el neolítico. Paleo, según el diccionario de la RAE, quiere decir: antiguo o primitivo. Neo, creo que huelga decir, nuevo.
Volviendo a nuestra Era, al mundo actual, podríamos definir el tecnolítico, como el periodo de la historia de la Humanidad, comprendido entre las primeras revoluciones industriales –mediado del siglo XVIII-, y el final de la II Guerra Mundial, y el advenimiento de la Guerra Fría.
Este periodo de la Humanidad, se puede dividir en paleotecnolítico –Spinning Jenny, el nacimiento del ferrocarril, etc...-, y neotecnolítico. De hecho, nos hallamos en plena efervescencia de este periodo. Desde que la industria militar estadounidense, en tiempos de Ronald Reagan, facilitara a su ciudadanía, y por ende al conjunto de la Humanidad, internet, el mundo ha evolucionado a pasos de gigante. Las telecomunicaciones se han visto favorecidas por este avance tecnológico, resultando el binomio total y apabullante en la actualidad.
Ahora bien, es lógico pensar en el mañana de la tecnología. ¿Estamos en camino de una nueva Edad? No es descabellado pensarlo, ya que nuestra historia, la historia del homo sapiens sapiens, está plagada de cambios –físicos y tecnológicos-. Partiendo del paralelismo Tecnolítico-Edad de piedra, ¿cómo será la nueva Edad de bronce en los siglos venideros? No me atrevo a pensar en la futura Edad de hierro. No lo concibo, puesto que mi mente no es capaz de imaginar lo inimaginable. Pero ahí va un intento, nuestro porvenir será menos humano. Nuestras emociones estarán condicionadas por la tecnología, como ya está pasando hoy día –mirar la legión de fans de iPad, redes sociales al estilo Facebook o Twitter, etc... -. La unión tecno-comunicativa logrará que la información fluya de un rincón a otro del planeta en cuestión de segundos, los periódicos y blogs –como este mismo-, ayudarán a difundir el evangelio del futuro, pero el contacto entre nosotros, los seres humanos se limitará a encender y a apagar el ordenador. Ahí se cierra el círculo virtuoso de la tecnología y la comunicación.

sábado, 1 de mayo de 2010

Maquiavelo, ¿un hombre del Renacimiento?


Queremos cuestionar desde esta tribuna la genialidad de Maquiavelo, como hombre genuinamente moderno. Entendemos que Maquiavelo es producto del final de una época –la larga Edad Media-, y que él supone el eslabón que permitirá a los hombres del renacimiento, adentrarse en la llamada Edad Moderna. ¿En qué basamos nuestra tesis? En un pequeñísimo libro de Peter Burke, intitulado El Renacimiento. En éste libro, el autor nos dice lo siguiente sobre Maquiavelo: dos de los más famosos libros escritos en el siglo XVI, El cortesano y El príncipe, estás más próximos a la Edad Media de lo que parece. El cortesano de Castiglione está inspirado en las tradiciones medievales de la cortesanía y del amor cortés, así como en textos clásicos como el Banquete de Platón y el De los deberes de Cicerón. Incluso El príncipe de Maquiavelo, que algunas veces modifica deliberadamente el saber convencional, pertenece hasta cierto punto a un género medieval, el de los llamados “espejos” o libros de aviso para gobernantes.
Antes nos hemos referido a la larga Edad Media. Recordemos que la Edad Media ha sido divida, según la historiografía alemana, en Alta Edad Media –siglos V a XI-, y Baja Edad Media –siglos XI a XV-. Ahora bien, las fronteras no son exactas, y los términos para designarlas no tienen tampoco porque serlo. ¿El Renacimiento es un fenómeno propio del siglo XVI? Si hacemos un poco de historiografía, caemos en la cuenta de que se dio un renacimiento en tiempos de Carlomagno –siglos VIII y IX- conocido como renovatio imperii romanorum. Si partimos de ese renacimiento, podemos decir que desde los tiempos del hijo de Pipino el Breve, todos los hombres fueron renacentistas. Ahora bien, la historiografía convencional no ha valorado seriamente éste renacimiento, y si el ocurrido durante el siglo XVI. ¿Por qué? La Edad Media siempre ha gozado de mala prensa, sobretodo a partir del siglo XVII, en donde se fraguó el desdén absoluto por la Historia y el Arte –pensemos en el despectivo término barroco-. Pero la historia es una ciencia subjetiva, y los padres de la misma, la pueden fecundizar in vitro, restando o adhiriendo todas las enfermedades que crean convenientes, o por el contrario, eliminarlas y sanarla.
En la sanación, es donde entra el florentino más ilustre del mundo, Nicolás Maquiavelo. El protagonista de éste post, es un hombre a caballo entre la Edad Media y la Edad Moderna. Pero no era el único, sino pensemos en Carlos I de España, que actuó toda su vida según un riguroso espíritu medieval, es decir, de respeto por el orden antiguo, el propio del mundo medieval –el Emperador hizo firmar a su primo Francisco I, el Tratado de Madrid, en el año 1526, creyendo el Habsburgo en la palabra del Valois, y liberándolo poco después-.
Para concluir, decir que la atemporalidad del hombre es posible. Es cierto que el hombre es hijo de su tiempo, pero algunos no lo son. Unos viven según el pasado, y otros según el futuro, que aún no está escrito. Nuestro Maquiavelo, vivió según el pasado, para alumbrar el futuro.