martes, 28 de febrero de 2012

El Libro de Kells



El Libro de Kells se encuentra en la impresionante biblioteca del Trinity College de Dublín, Irlanda. Es un manuscrito de finales del s. VI d.C., y su valor es incalculable. Fueron los monjes de la abadía de Kells, en el Condado de Meath, los que adaptaron los cuatro Evangelios del Nuevo Testamento a la grafía céltica. Sin duda, resulta curioso pensar lo que le debemos los occidentales a esos monjes del medievo irlandés, sobretodo los amantes de la escritura y literatura, ya no solo por sus majestuosos textos, si no también por haber brindado a la Europa occidental de los siglos VII, VIII y IX, la ortografía tan necesaria para hacer entendible los textos se producían antaño. Pensemos que estos monjes al ser enviados a la Europa continental a evangelizar, desconocían el latín vulgar, que luego acabarían siendo las lenguas romances, como el franco-provenzal, el italiano, el castellano, el catalán, el galaico-portugués, etc. Esos proto-idiomas se escribían a la usanza latina, es decir, seguido, sin ninguna señal en el texto que lo interrumpiera –se leía como se hablaba, algo completamente lógico, aunque nos parezca extraño-. Pensemos en un texto cualquiera de Virgilio escrito en latín clásico: “CONTUCUEREOMNESINTENTIQUEORATENEBANT”. El éxito monacal irlandés fue hacer de un texto en latín clásico o vulgar algo legible: “CONTUCUERE OMNES INTENTIQUE ORA TENEBANT”.

1 comentario:

  1. Desde el principio,estamos realizando un viaje iniciático de aprendizaje y reflexión,pero lo más importante es que subyace en nosotros,hasta en la evolución de la lengua hablada y escrita,un sentido mítico y globalizador.

    ResponderEliminar