viernes, 29 de enero de 2010

Seis años después

Han pasado seis años desde que Jürgen Habermas y Joseph Ratzinger mantuvieran su famosa charla sobre la Dialéctica de la Secularización. En la Academia Católica de Baviera, estos dos titanes del saber, mostraron como razón y fe pueden convergen en favor de la Humanidad, sin que haya que menospreciar a nadie. Habermas, en un momento afirma que: “vuelve a cobrar interés el teorema de que una modernidad desgastada sólo podrá ayudarla a salir del atolladero el que se encuentre una orientación religiosa hacia un punto de referencia trascendental”, el campeón del laicismo nos sorprende con esta perla, para más adelante decir: “el concepto de tolerancia en sociedades pluralistas concebidas liberalmente no sólo considera que los creyentes, en su trato con no creyentes y con creyentes de distinta confesión, son capaces de reconocer que lógicamente siempre va a existir cierto tipo de disenso, sino que por otro lado también, se espera la misma capacidad de reconocimiento –en el marco de una cultura política liberal- de los no creyentes en su trato con los creyentes.
Ha sido el sueño de muchos el ver morir la Religión, pero la modernidad del Estado ha provocado la alienación de la realidad radical, que es la vida. El Hombre, a pesar de las mejoras sociales que se han producido con el devenir de los años, se siente solo, y sin rumbo. La Razón, desde sus inicios ilustrados, ha hecho de menos a la Religión, y se ha producido un desajuste. Es en ese momento, cuando el entonces cardenal Ratzinger dice: “a la razón se le debe exigir a su vez que reconozca sus límites y que aprenda a escuchar a las grandes tradiciones religiosas de la humanidad. Si se emancipa totalmente y renuncia a dicha disposición a aprender, si renuncia a la correlación, se vuelve destructiva”.
Mi admirado profesor Palos Peñarroya afirmó en una clase de Historia Moderna, que La Ilustración terminaba en los campos de concentración alemanes durante la II Guerra Mundial. Esta idea no es suya, sino de Zygmunt Bauman, que en su libro Modernidad y Holocausto afirma esta teoría.
La ley de péndulo debe equilibrarse entre Razón y Fe, ya que el ser humano está necesitado de nuevos pastores que guíen nuestros destinos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario