sábado, 1 de mayo de 2010

Maquiavelo, ¿un hombre del Renacimiento?


Queremos cuestionar desde esta tribuna la genialidad de Maquiavelo, como hombre genuinamente moderno. Entendemos que Maquiavelo es producto del final de una época –la larga Edad Media-, y que él supone el eslabón que permitirá a los hombres del renacimiento, adentrarse en la llamada Edad Moderna. ¿En qué basamos nuestra tesis? En un pequeñísimo libro de Peter Burke, intitulado El Renacimiento. En éste libro, el autor nos dice lo siguiente sobre Maquiavelo: dos de los más famosos libros escritos en el siglo XVI, El cortesano y El príncipe, estás más próximos a la Edad Media de lo que parece. El cortesano de Castiglione está inspirado en las tradiciones medievales de la cortesanía y del amor cortés, así como en textos clásicos como el Banquete de Platón y el De los deberes de Cicerón. Incluso El príncipe de Maquiavelo, que algunas veces modifica deliberadamente el saber convencional, pertenece hasta cierto punto a un género medieval, el de los llamados “espejos” o libros de aviso para gobernantes.
Antes nos hemos referido a la larga Edad Media. Recordemos que la Edad Media ha sido divida, según la historiografía alemana, en Alta Edad Media –siglos V a XI-, y Baja Edad Media –siglos XI a XV-. Ahora bien, las fronteras no son exactas, y los términos para designarlas no tienen tampoco porque serlo. ¿El Renacimiento es un fenómeno propio del siglo XVI? Si hacemos un poco de historiografía, caemos en la cuenta de que se dio un renacimiento en tiempos de Carlomagno –siglos VIII y IX- conocido como renovatio imperii romanorum. Si partimos de ese renacimiento, podemos decir que desde los tiempos del hijo de Pipino el Breve, todos los hombres fueron renacentistas. Ahora bien, la historiografía convencional no ha valorado seriamente éste renacimiento, y si el ocurrido durante el siglo XVI. ¿Por qué? La Edad Media siempre ha gozado de mala prensa, sobretodo a partir del siglo XVII, en donde se fraguó el desdén absoluto por la Historia y el Arte –pensemos en el despectivo término barroco-. Pero la historia es una ciencia subjetiva, y los padres de la misma, la pueden fecundizar in vitro, restando o adhiriendo todas las enfermedades que crean convenientes, o por el contrario, eliminarlas y sanarla.
En la sanación, es donde entra el florentino más ilustre del mundo, Nicolás Maquiavelo. El protagonista de éste post, es un hombre a caballo entre la Edad Media y la Edad Moderna. Pero no era el único, sino pensemos en Carlos I de España, que actuó toda su vida según un riguroso espíritu medieval, es decir, de respeto por el orden antiguo, el propio del mundo medieval –el Emperador hizo firmar a su primo Francisco I, el Tratado de Madrid, en el año 1526, creyendo el Habsburgo en la palabra del Valois, y liberándolo poco después-.
Para concluir, decir que la atemporalidad del hombre es posible. Es cierto que el hombre es hijo de su tiempo, pero algunos no lo son. Unos viven según el pasado, y otros según el futuro, que aún no está escrito. Nuestro Maquiavelo, vivió según el pasado, para alumbrar el futuro.

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